Coyoacán, Ciudad de México. – Coyoacán es una demarcación que guarda mucha historia no solo colonial, sino más antigua. De hecho, tiene el único vestigio encontrado hasta la fecha de un acueducto prehispánico.
El acueducto prehispánico se ubica en el pueblo de Los Reyes Hueytlilac, y de hecho ese lugar también tiene un Museo de Sitio, que era administrado por la comunidad local que por años lo cuidó, juntó y protegió un valioso archivo histórico.
Lamentablemente el museo fue cerrado por autoridades con fines políticos, corriendo el riesgo de perderse ese importante acervo. De hecho, hasta la fecha los vecinos del pueblo luchan por recuperar este espacio que tiene ya muchos daños estructurales por la falta de mantenimiento.
Volviendo al tema del acueducto prehispánico, el Exdirector del Museo de Sitio de Los Reyes Hueytlilac, Enrique Rivas Llanos, publicó un ensayo relativo a los manantiales del sistema hidráulico Acuecuexco de Coyohuacan, donde informa sobre la historia de este impresionante vestigio, que fue en la época prehispánica, una obra pública de gran importancia.
El Pueblo antes de la invasión española
Tal como relata en su ensayo, Enrique Rivas, “el pueblo de Los Reyes Hueytlilac (En la gran agua obscura) se integró con cuatro barrios indigenas: Hueytlilac,Tetlamaco,Texomulco (Los Reyes) y Xochiac (Santiago). Por su importancia fue cabecera tributaria de la Triple Alianza en la etapa prehispánica. Esta zona estuvo inmersa en agua que brotaba en prácticamente todos los predios. Las zanjas surcaban los principales caminos y el Acalote (hoy Reforma Política y Acolco) eran el principal cauce de agua que recolectaba agua de los manantiales del barrio de Tehuitzco (hoy Niño Jesús), denominados: Huamazalco, Chalchichihuapan, Tleticuilco; en Xochiac (hoy Santiago) de Tetepiloca, Xochiacatl y (Los Reyes) Hueytlilac y otros de menor relevancia”.
“Durante el mandato del Huey tlatoani (gran gobernante o señor) Ahuizotl, ante la necesidad de aumentar el nivel de agua dulce para el lago y evitar el varado de las embarcaciones que transitaban hacia el huey altepecayotl (gran ciudad) Tenochtitlan, se ordena al tlatoani de Coyohuacan (hoy Coyoacán), Tzutzumatzin, se proporcione del vital líquido a la sedienta ciudad; además de que la producción intensiva mexica a través de chinampas requería de esta agua dulce”.
El conflicto
Tal como escribe el cronista Rivas Llanos, Tzutzumatzin, le manda decir a Ahuizotl que no es conveniente llevar esta agua, porque en la antigüedad se pretendió hacer lo mismo y se provocó una gran inundación (Códice Ramírez).
“Ante ese hecho, Ahuizotl piensa que se la está negando y pide la opinión del tlatoani de Huitzilopochco (Churubusco) Huitzilitzin, quien al parecer tenía viejas rencillas con el tlatoani coyohuaca (gentilicio en náhuatl para los que son de Coyohuacan) y le dice que más bien Tzutzumatzin no quería darle el agua y que ponía de pretexto esta argucia. Encolerizado Ahuizotl ordena la captura de Tzutzumatzin y envía a un grupo de militares y sacerdotes a traerlo ante su presencia”, relata.
Según su crónica, al presentarse ante el huey Tlatoani, Tzutzumatzin se transfigura en un ocelote (jaguar) , lo que ocasiona que salgan huyendo los de la embajada. Nuevamente acuden y encuentran un águila gigantesca y en el tercer intento a una serpiente de fuego. Sumamente enojado Ahuizotl le envía un ultimátum al altepetl (pueblo) de Coyohuacan, o entregan a su gobernante o destruye la ciudad y toma por esclavos a toda su población.
Consciente de su situación y del riesgo a que expone a su pueblo, Tzutzumatzin se entrega y es ejecutado como un noble indígena con una soga en el cuello y después colgado en un ahuehuete en el manantial de Acuecuexcatl (hoy Pensilvania y América, Col. Parque San Andrés). Antes de ser ejecutado, Tzutzumatzin, lanza una advertencia a quién injustamente lo asesinaba, “en pocos días se ha de inundar Tenochtitlan y Ahuizotl habrá de pagar su soberbia, al no escuchar mi consejo”.
Se construye el acueducto
Enrique Rivas Llanos, relata en su escrito que luego del asesinato de Tzutzumatzin a manos de los mexicas, se construye el acueducto de Ahuizotl en un plazo corto, utilizando mano de obra de todos los pueblos tributarios. “Se traen materiales de todas las regiones: piedra, madera, cal, agua etcétera. Y se ven miles de personas ‘como hormigas’ construyendo la gran obra de ingeniería hidráulica”.
“Se conectan a este acueducto los manantiales de Coyohuacan, destacando: Acuecuexcatl, Hueytlilatl, Xochiacatl y Coatl; además la ambición de Ahuizotl le hace conectar riachuelos y corrientes de agua. En poco tiempo es terminada la gran obra y se inaugura con una serie de rituales acuáticos, en donde se sacrifican, niños pequeños, codornices, y aves, acompañados por sacerdotes con incensarios y chicahuaztli (sonajas que asemejan el sonido de la lluvia)”, señala.
Según describe el investigador, en la inauguración se realiza “un gran ceremonial, comidas y baños rituales, cuando abren el caño, vienen en el agua, ajolotes, ranas, culebras, carpas y acociles. Todos se quedan asombrados de la cantidad y pureza del agua y le hablan con mucha reverencia y le expresan como a una persona su gratitud”.
En los códices
Para sustentar su relato, basado también en investigación, Enrique Rivas cita una Lámina de Códice Durán que, señala, fue elaborado por un tlacuilo indígena anónimo, y que describe la inauguración del acueducto de Ahuizotl en 1499 d.C. “Se Aprecia al manantial Hueytlilatl en el extremo derecho: del cual se lleva el agua a Tenochtitlan. De acuerdo con el toponímico de la piedra y el árbol de nopal (ver texto en esta página)”.
“Está historia viene contenida en diversos manuscritos de tradición nahuatl (códices) del siglo XVI e historiografía española (con informantes indígenas) como: Aubin, Vaticano Ríos, Florentino, Azcatitlan y Xolotl. En la historiografía nahuatl del siglo XVI: Alvarado Tezozomoc, Anales de Culhuacán, Códice Ramírez, Fray Bernardino de Sahagún, Motolinia, Durán, entre otros”, precisa.
La lucha por preservar el museo y sitio histórico
Es importante reconocer el trabajo de Enrique Rivas, y de la comunidad organizada de Los Reyes Hueytlilac, para rescatar la historia y sobre todo el legado y patrimonio histórico de Los Reyes. Esto ante el peligro y los presuntos intereses de terceros, por el predio que ocupa el museo.
Tal como informó previamente Soy Coyoacanense, sin consultar con los pobladores, el museo fue tomado en 2016 por autoridades y sigue sin ser devuelto. Según la Fundación ILAM Patrimonio, “la importancia de este museo radica en que es el único vestigio arqueológico del sistema hidráulico prehispánico que fue aprovechado durante la Colonia”.
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Los pobladores denunciaron que el pasado 17 de enero, hubo un intento de desalojo de mobiliario y equipo ejecutado por autoridades de Coyoacán, en el Museo de Sitio. Curiosamente los muebles que hay en él, fueron donados por la comunidad y no pertenecen al gobierno. Los vecinos pudieron detener la extracción. Siguen exigiendo la apertura del museo secuestrado y que se respete el acuerdo con el Gobierno Central de que este inmueble sea administrado y resguardado por gente local como se hizo en años previos, toda vez que el museo y la zona histórica corren riesgo.