Coyoacán, Ciudad de México.-Dicen que la fe mueve montañas y en el Barrio del Niño Jesús, pinta ese dicho, pues los habitantes trabajan arduamente para rescatar el templo del Niño Jesús y conservar sus tradiciones. El templo ha sido dañado por los pasados sismos y también sufrió robos.
Soy Coyoacanense estuvo presente en el Barrio del Niño Jesús, donde el templo permanece cercado con cintas. A su costado, en la plaza lateral, un toldo con sillas muestra como la fe predomina, pues las misas se siguen oficiando los domingos, a las 9:00 y 12:00 horas, como informó Josefina González, vecina de este lugar, quien ha vivido toda su vida aquí, como su madre y abuela, quienes le enseñaron la importancia de preservar los usos y costumbres del barrio.
Según compartió, el Niño Jesús es identidad para los pobladores originarios, y ver su iglesia devastada, los motiva a trabajar por su rescate. Inclusive los vecinos han puesto dinero para hacer mejoras. Adicionalmente, han invertido en el mobiliario y el techumbre, para que se sigan oficiando las misas, en lo que gastaron más de 75 mil pesos. Sin dejar de lado los eventos que se realizan para seguir con la tradición de celebrar a su santo patrono en diciembre y enero, en su festejo de fe.
Daños en el Templo
Tal como explicó, el templo del Niño Jesús sufrió severos daños por los pasados sismos del 19 de septiembre del 2017, y desde entonces está cerrada. Además, se metieron tres veces a robar y rompieron los vitrales históricos. Las campanas no sirven, las cúpulas están dañadas, el interior está con severas fracturas, el piso cuarteado, entre otros daños.
Gracias al Presupuesto Participativo, votado democráticamente, por los vecinos, en 2022 se pudo arreglar el arco exterior y la torre. Ahora se buscarán obtener en ese mismo ejercicio, para 2023 y 2024, recursos para continuar con el rescate del templo colonial, aunque deberá pasar por el Órgano Dictaminador y si es aprobado, será decisión del pueblo mediante el voto, como dicta la ley.
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No obstante, no hay recurso que alcance, pues son obras que requieren fuertes inversiones, por supuesto, de la mano con el Instituto Nacional de Antropología e Historia.